Publicada: 18 de mayo del 2020
DEL HÁBITO A LAS ARMAS Y DE LAS ARMAS AL FEMINISMO
Nelson Tarazona
Colombia es un país de grandes personajes e insuperables hazañas, en donde no sólo los hombres sino también las mujeres, han sido protagonistas de quijotescas proezas que con sus acciones han puesto a la sociedad colombiana patas arriba y la han hecho cuestionarse en muchas ocasiones el status quo (estado del momento actual).
Si hacemos una radiografía a grosso modo de mujeres osadas y revolucionadas para su tiempo, escuchamos nombres como, Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos y Plata, Agustina Ferro, María Cano, etc. Y seguramente todos conocemos parte de sus historias y les agradecemos por sus gestas heroicas; pero si les contara de una monja marxista que, al sentirse impedida para lograr una igualdad social en este país, decidió entrar a las filas del Ejército de Liberación Nacional - ELN y enfrentarse así, a la tradicional sociedad conservadora y al Estado de aquel entonces, y que además hoy en día abandera una lucha feminista en donde la mujer es parte esencial para la construcción de un nuevo país, ¿me creerían?
Pues esta mujer a la que los años la han hecho más fuerte que vieja, es Leonor Esguerra, una monja que en su juventud había normalizado la pobreza del país y que sus viajes a Estados Unidos la hicieron cuestionarse este problema. En aquella época fue protagonista de numerosos escándalos que para ese tiempo eran gravísimos. Fue señalada, marginada y expulsada del colegio MaryMount que dirigía, pero todo esto la hizo una mujer de armas tomar “literalmente”. Luego de que la sociedad tradicional, la prensa conservadora y los padres aristócratas de sus estudiantes la rotularan de ser un mal ejemplo, ella decidió bajo toda esta presión, alzarse en armas y pasar a engrosar el número de soldados del ELN.
En esta etapa de su vida se enamoró profundamente de Fabio Velásquez Castaño, uno de los fundadores del ELN y que en el futuro sería su verdugo. Pasado el tiempo, en una operación donde Leonor era la encargada de dirigirla, un armamento y varios milicianos cayeron en poder del Ejército. El costo de este groso error según Fabio Velásquez, su amante y compañero, fue la vida; sin embargo, diferentes situaciones que por aquellos años atañeron al grupo insurgente, le costaron el puesto a Velásquez, el cual, fue relevado de su cargo y por ende sus órdenes no tenían validez. Fue así como la vida de Leonor se salva, quizás producto del destino, o tal vez a ese padre al que tanto le rezó, la salvó de la muerte.
Para 1994 decidió expresar su salida del grupo guerrillero, pues consideró que luego de siete años en la lucha armada defendiendo los derechos y la igualdad de las comunidades más vulnerables, los resultados de su trabajo no habían sido efectivos. Hoy en día es una lideresa social y una abanderada de las luchas feministas en el mundo, pero sobre todo, en Colombia, en donde defiende el rol de mujer en la sociedad actual y la erige como una columna fundamental en el nuevo rumbo que debe tomar el país para alcanzar la paz.