Publicada: 10 de junio del 2020
CRÓNICA DE UN BEBÉ SIN NOMBRE
Tomada por: Karennis Morales
Karennis Morales
Desde el primer instante en que nacemos, cuando nuestros ojos brotan las primeras lágrimas y nuestros pulmones se oxigenan para dar el grito de la vida, nos volvemos relicarios de historias, incluso antes, al momento en cuanto empiezan a surgir listas, ideas, siglas y composiciones para elegir o crear nuestros nombres. KARENNIS MILAGROS un nombre que ni siquiera rima, poco común, difícil de mencionar para unos e inquietante para otros. ¡Vaya nombre lleno de historia!
A inicios de 1999 en el noble vientre de una mujer oriunda de un corregimiento al sur del Cesar, crecía una criatura, quien de vez en mes amenazaba con saltar del envuelto de seda de la cigüeña. Tiempo después, estaba ansiosa por lanzarse al precipicio de la vida, al parecer no estaba tan a gusto en un mar de líquido amniótico carente de luz y estrecho. Todos estaban ansiosos por conocer al causante de tantos sustos, trasnochos, oraciones al Señor de los milagros, suplicas y demás.
Cada madrugada, cuando todos corrían buscando pañales, papeles, controles, dinero, y un conductor que sacara de aquel pueblo a una mujer con fuertes contracciones y a punto de dar a luz, quedaban con la añoranza de que al caer la noche estuviera de regreso una bebita rozagante y de piel tersa, pero lo que venía siempre de vuelta era una abuela contando la nefasta historia de unas damas cubiertas de un vestuario blanco, agujereando los brazos de su primogénita, acompañada de una mujer con ojeras profundas, cansancio y brazos levemente moreteados, gracias a las caricias de aquellas agujas de las que la abuela hablaba con tanto terror; apenas se apagaba el motor del auto, a 17 personas se les esquebrajaban las esperanzas de tener en brazos a la pequeñuela.
Todo estaba tal cual se había ido, después de tanto aguardo ya había llegado la hora de salir a conocer el mundo exterior que esperaba con codicia mi llegada, pero con tantas amenazas nadie se alertó, ni siquiera mi madre, así que esta vez no llamaron a ningún conductor, solo tomaron una pañalera rosa y fueron caminando hasta un centro de salud, incluso los médicos habían perdido la fe de que ese fuese realmente el día.
Simplemente cuando se asomaba aquel noble vientre se hacían la idea de que era otro sabotaje de mi parte pero que no nacería. Justo ese día, a las 9 de la noche del 17 de septiembre del 99, después de un par de complicaciones, sorprendí irrumpiendo en llanto, demostrándoles entonces que no era un estropicio más, devolviéndoles las esperanzas a mis abuelos, a mis tíos, a mi padrino y a mis dos hermanas mayores que esperaban por mí en casa. 39 semanas duró el suplicio y con tantos percances no habían decidido qué nombre iban a ponerme. Mi madre quería llamarme Julietta, por eso de que había nacido en el mes del amor y la amistad, ya saben, por aquello del amor de Romeo y Julietta, pero para su sorpresa , mi abuela había prometido al Señor de los milagros que si yo me salvaba en honor a Él, Milagros sería mi nombre, y claramente Julietta Milagros no era que rimara mucho, así que se dio a la tarea de buscar un nombre que le gustara (la elección de mamá no le agradaba). Entonces esa noche, después de rebuscar nombres y que ninguno le gustara decidió que sería ella quien inventara uno de su total agrado, entonces empezó plasmando en una hoja, con uno de sus lápices de modistería, el nombre de mi hermana mayor “Katerin” y por ser la primera tomó la primera sigla del nombre “Ka” después prosiguió por poner el de mi segunda hermana “Karen” y por ser la segunda, tomó la segunda sigla “Ren” y después, para completar el nombre, pensó en mamá quien lleva por nombre “Cileny” y usó las últimas letras de su nombre “Ny” y en representación de las 3 usó la S. Ya estaba listo el nombre de su nieta, se llamaría Karennis Milagros, y aunque siguiera sin rimar, por lo menos ahora tendría un significado, que simbolizaría el amor, la unión familiar, la devoción y agradecimiento al Señor de los milagros.