Por: Andreina Gómez
Defender los derechos humanos en este país, es prepararse para morir.
Es claro que la libertad de expresión es un arma de doble filo para los líderes sociales y quienes defienden los derechos, su situación solo empeora al querer proteger el territorio, los intereses colectivos en las poblaciones, promover el desarrollo, luchar contra las economías ilegales y generar voz y voto a las comunidades rurales olvidadas con el fin de construir paz y tejido social, pero su única recompensa es la muerte.
Lamentablemente las luchas por el cambio sólo incitan a más violencia y el Estado no tiene prioridad hacia estas personas, ¿¡Qué ironía, no!? Trabajar para valer tus derechos, pero te arrebataran el fundamental, la vida. Así funciona este país indolente que anhela paz, pero se acostumbran a matar a su gente.
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